Eran unas veinte, treinta a lo sumo, las personas que se concentraban en torno al personaje. No parecían sentirse incomodadas por el alarido agudo que emitían las campanillas que agitaba. Él lo hacía con ganas, como si su futuro dependiese de ello. Se aproximó al grupo de transeúntes a ritmo de recelo, evitando parecer curioso. Quería verlo de cerca, aunque cada paso que daba lo acercaba más...