Bienvenidos al Cajón

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Bienvenidos a este recoveco de la red que nace con ganas de contar muchas cosas, no necesariamente relevantes. Aquí tienen hueco todas las personas con paciencia suficiente como para leer durante un minuto sin pausa, no se exige mucho más (ni siquiera poder leer ininterrumpidamente durante sesenta segundos, en realidad; aquí puedes leer como a ti te dé la gana). 

¿Qué vais a poder encontraros aquí? En uno de los márgenes de la web hay cuatro secciones bien distinguidas; si el título no es lo suficientemente esclarecedor, hay cuatro páginas al final de la web donde podréis encontraros con una breve declaración de intenciones al respecto de cada categoría.

Este artículo estrenará la sección que da nombre al blog: Cajón de cafre. Y, ¿qué es un cajón de cafre? Es ese lugar más caótico e insólito que un cajón desastre. Es el de un cafre, así de sencillo. Pero, además, es también el de una persona creativa. Pensaréis que es un tanto pretencioso catalogarse a uno mismo de tal manera, pero debo dejar claro que la creatividad no es una simple característica genial y envidiable.

Quienes padecen de tener una imaginación que a duras penas les cabe en la sesera saben a qué me refiero. Porque no es demasiado agradable estar en medio de una clase de la universidad, rodeado de unas ochenta  o noventa personas, y no saber responder a la pregunta que el profesor acaba de lanzarte A TI por encontrarte fantaseando con el drama que supondría estar a punto de descubrir el elixir de la eterna juventud cuando te han diagnosticado una enfermedad terminal. Ni tampoco es muy productivo, en mitad de una tarde de estudio, descubrir que has pasado los últimos treinta minutos divagando acerca de la mosca que se ha posado en la ventana de enfrente. Sobre lo fea que es vista muy de cerca, sobre los movimientos cuidadosos que debes hacer para verla así de cerca sin espantarla, sobre el reto que supone acercarse todo lo posible a esa mosca sin que se dé cuenta... Maldita sea, ser imaginativo no implica ser terriblemente distraído, pero algo tienen que ver. Es así.

Cajón de cafre nace por una recomendación de carácter profesional. Quien junta estas palabras lleva años de su vida (tampoco es que haya consumido muchos) decidido a vivir de escribir. Hay múltiples maneras de conseguir que el acto de escribir se convierta en un modo de vida, todas ellas muy jodidas hoy en día. Y cuanta más creatividad impliquen, más complicado será acceder a ellas en el ámbito laboral. Pero alguien tuvo a bien mencionar en una ponencia de carácter profesional: "Crearse un blog es marca de autor; si pretendes ser novelista o guionista, por ejemplo, un blog personal es una herramienta conveniente". Y, vaya por dios, yo pretendo ser tanto novelista como guionista. Así que aquí estamos ahora.

En esta página de buenas y malas intenciones mezcladas con entusiasmo habrá a disposición de cualquier interesado múltiples contenidos. El cine, la literatura, la música, van a tener su propio peso. Pero, además, lo van a tener las vicisitudes de una vida cualquiera. La mía, la de los que me rodean, la de los que no quieren rodearme. El día a día es una gran fuente alimenticia para la imaginación. Y, por tanto, no dejaré pasar la oportunidad de plasmar por escrito lo que puede suponer tropezarse en la calle, recibir gritos de un octogenario algo fachilla, o ser el blanco de la cagada de una gaviota. Todo esto son posibles situaciones, no temas de presencia segura en próximas entradas. Pero lo común, lo cotidiano, siempre tienen un lado que merece la pena abordar de manera creativa. O, cuanto menos, curiosa.

Así que, una vez más, sed bienvenidos y sentíos a gusto en este lugar. A fin de cuentas, fue creado para vosotros. Y si vosotros os acostumbráis a dejaros caer por aquí, también habrá sido creado para mí. Ahora, a leer.

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