¿Sacadme de aquí? No, que se vayan ellos

12:31

Hacía algo más de una semana que no entraba en el blog con afán de escribir. Ha tenido que estrellarse un avión para que eso cambiase. Es triste, tan triste como la raza a la que voy a dedicar las líneas que siguen. No voy a hacer más referencia al desgraciado accidente. Deberíamos tener interiorizado que en casos como este acompañamos en el dolor a quienes han sufrido y sufren, sin tener que dejar constancia de ello de manera escrita o con afán público. Aflicción y compasión son sentimientos que van por dentro si son verdaderos. Por desgracia, no suele ser así. Pero, a pesar de tener un título de licenciado en Periodismo (que a menudo me gusta sacar del cajón para recoger las migas de pan que hayan podido quedar esparcidas por la mesa), mi pretensión no es hurgar con el dedo en las heridas más recientes y abiertas. Suficiente gente se pelea ya por conseguir la instantánea del gesto más derrotado, el momento de los gritos más desconsolados. Y estos que lo hacen ni siquiera son los protagonistas que me han obligado a sentarme ante el ordenador (a escribir para el blog, concretamente; ante el portátil paso la mayor parte de mis días escribiendo diferentes cosas de infructuosa manera). Son otra raza, todavía por debajo de la anterior. Una estirpe cuyos pies deben de sentir el calorcillo que desprende el infierno. 

Podríamos definirlos como la generación MYHYV. Pero a mí, personalmente, me parece una etiqueta un tanto inadecuada. Incompleta, al menos. Mujeres y Hombres y Viceversa es un programa que ha hecho mucho daño y que lo sigue haciendo. No voy a entrar en detalles ni en explicaciones porque doy por hecho que todo el mundo lo ha visto (al menos una vez y sin querer, pero lo ha visto). Y en caso de que exista una sola persona en España que se haya librado del terrible acto que gana en pecado al del mordisco que Eva pegó a la manzana (Ay, Eva, a ti y a Adán también os denigraron de lo lindo hace poco en Cuatro), sabrá al menos de qué trata dicho programa. Porque parece imposible vivir en este país sin que uno se encuentre con opiniones, comentarios y barbaridades que tengan que ver con el dichoso espacio televisivo.

Aun en desacuerdo con el término, hago mención a la generación MYHYV porque, desde luego, quisieron llevarse la palma aquellos seres que se declaran fans incondicionales del programa. Voy a ahorrarme un párrafo explicativo y hacer uso de una imagen, por eso de que vale más que mil palabras:


Usuarios habituales de Twitter o no, habréis visto circular esta captura de pantalla a lo largo de las últimas horas. Son las dramáticas reacciones de varios seres humanos que, lamentando haber nacido con capacidad de experimentar dolor y respeto por el prójimo, no han podido reprimir su abrasivo pesar. No, perdón. Son las opiniones de varios seres que han perdido el autobús rumbo a la raza humana, y que a través del proceso de la escritura, que tanto esfuerzo les ha supuesto aprender y aprehender ("si el avión sastrellao algo abra echo", nuestro amigo Guillem es el nuevo Gustavo Adolfo Bécquer), no han querido dejar pasar la ocasión de retratarse como lo que realmente son. Sin adornos, sin colorantes, sin sesos. Hannibal Lecter habría pasado hambre con estos infelices.

Es fácil tildarlos de generación MYHYV por casos como este. A través del hashtag #myhyv hemos tenido oportunidad de acceder a una fuente de pensamiento profundo, de una manera tal que no es complicado tratar de enmarcarlos dentro de un circuito cerrado. Sí, es cierto que el fanatismo por el programa de Telecinco está destinado a representar actuaciones como las anteriores. Pero, por desgracia, no es la única vía que tenemos para dar con esa raza casi imposible de entender. Esa que perdió el autobús.

También en relación con el desgraciado suceso, ha habido otras muestras de "capacidad mental alarmante". El ejemplo más sencillo y directo nos lo vuelve a mostrar Twitter: 


De nuevo, las capacidades sensorial e intelectual de ciertos seres alcanzan cotas de altura. Pelos de punta. Como veis, no es necesario pertenecer al género MYHYV porque este, en realidad, es mucho más amplio. El espectro que abarca es, más que nunca, un espectro. Mete miedo. Y provoca diferentes sensaciones, todas poco agradables. Quiero hacer hincapié en un aspecto que me parece relevante sacar a relucir (y, como en mi blog mando yo, no hay ni que discutir). Muchos se escudan en que censurar comentarios de este corte es evidenciar una falta de sentido del humor. Porque, dicen, es humor negro y cada uno tiene derecho a hacer uso de él. Bien. Yo reconozco sentir cierta atracción hacia esta clase de humor. Pero lo que acabamos de ver ni es negro, ni es humor. Son comentarios dichos con el corazón del que en realidad carecen esos seres. Son faltas de respeto y ejemplos de mal gusto; son el boleto ganador de las dos hostias que toda persona en la vida desea probar a dar a otra. Así que nada de ir por ahí y tratar de escudarse en babosadas, nada de entremezclar cosas. Y si no, que alguien pruebe a decirme qué mínimo rastro de HUMOR detecta en cualquiera de los ejemplos anteriores.

Me he quedado con una imagen muy utilizada a modo de respuesta a estos tweets. Os la pongo, para que quien no la conozca pueda identificarla perfectamente:


En ella, el profesor Farnsworth (un majete personaje de la serie Futurama) hace aparición junto a una de sus célebres y, de entrada, acertadísimas frases. "No quiero seguir viviendo en este planeta", vendría a ser la traducción para aquellos que giran la cabeza cuando el idioma inglés pasa por la acera de enfrente. Una frase con la que muchos podríamos considerarnos de acuerdo. Hay veces en que llegamos a pensar eso de verdad. Ya no solo en este país en concreto, sino en el planeta. Porque ejemplos como los que hemos visto se dan también en otro millar de lugares. Los especímenes pertenecientes a esa raza están bien esparcidos por el mundo, y parecen reproducirse con facilidad. Pero no creo que haya que hacer las maletas y agarrar el próximo cohete espacial que pase a nuestro lado. Creo, con total sinceridad, que quienes tienen que irse son ellos. "El mundo es para convivir todos en él", "Ni es tuyo ni es del otro". Esos serían argumentos resultones para contrarrestar este ataque de ira y tiranía que siento. Pero no. Eso no es así. La Tierra es para los humanos, así como Marte es para los extraterrestres y el resto de planetas son para especies tan terriblemente superiores a la nuestra que prefieren no darse a conocer. Sobre todo cuando nos ven entremezclados con los sujetos a los que van dedicadas estas líneas y el desprecio con que se confecciona cada una de ellas.

Yo no quiero dejar este planeta (aunque estaría abierto a alguna excursión), sino mejorarlo. No porque tenga alma de héroe o revolucionario. Porque nací con dos testículos que se hinchan. Y esos especímenes que ven día tras día programas contaminantes en la tele, que leen falsa literatura, y que apenas tienen interés en aprender a expresarse con acierto, tienen el don de inflar testículos. Esos seres capaces de frases como "si el avión sastrellao algo abra echo". Que se quedan tan panchos adornándolas con un XDDD. Ojalá sus caras tuviesen tres bocas, tal como representa ese emoticono. Así podríamos partirle las tres, una por una, a poetas del siglo XXI como Guillem. Seguramente después de haberlo hecho siguiesen abonados a los programas estrella de Telecinco. Pero al menos no tendrían bocas por las que soltar porquería en la que nosotros resbalaríamos después. Paz y amor.




You Might Also Like

0 comentarios

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Suscríbete, comparte, opina.