Whiplash

12:25

Entre los Goya y los Óscar, estos primeros meses del año son frenéticos para los amantes del cine (o de las palomitas; la cartelera cinematográfica incita a darle a la lengua mucha sal). Hoy le llega el turno a Whiplash, nominada a Mejor Película en los mediáticos premios de habla inglesa. Nominación, adelantémoslo ya, bien merecida.


El primer aplauso se lo lleva por hacer un buen trabajo aupando al jazz como personaje casi principal. Además, sin convertirse (ni pretenderlo) en una película para círculos cerrados de entendidos del tema. Porque ya sabemos que para comprender este estilo musical, hay que saber mucho; o tal vez olvidar todo lo que se sabe. El caso es que Whiplash nos pone ante una historia donde la pasión por la música se entremezcla con la obsesión por la maestría. Maestría entendida de dos maneras diferentes: como destreza y como enseñanza. 

Andrew Neyman (Miles Teller) es un joven baterista con muchos litros de ambición circulándole por las venas. Matriculado en la mejor escuela de jazz del país, su objetivo es formar parte de la prestigiosa banda dirigida por el director Terence Fletcher (J.K. Simmons), poco menos que una eminencia perteneciente a una raza superior a la humana. Por supuesto, Andrew consigue llamar la atención del todopoderoso. Pero la realidad lo golpea con toda la brutalidad que la misma encierra, una fiereza que podía intuirse, aunque no para unos ojos cegados por el afán de tocar el cielo. Las habilidades del joven batería son puestas en ridículo, su razón de ser en el mundo es cuestionada de manera despiadada, su dignidad pisoteada... El todopoderoso resulta ser también el lobo feroz, mucho más feroz que el del cuento. Porque aquí las hadas no existen, y lo real duele mucho más de lo imaginable.

Whiplash no deja de hablar en ningún momento de la música, pero otorga igual relevancia a preguntas cómo ¿Dónde están los límites de la enseñanza? o ¿Qué estarías dispuesto a soportar para lograr lo que anhelas? La exigencia, con sus pros y contras, queda retratada en esta película de manera intensa y asfixiante. El ritmo es, en muchos tramos del film, acuciante y de una tensión peligrosa, y es cierto que supera a los compases propios del jazz. Una película que muchos verán, y vivirán, con los dientes apretados.


Por supuesto, hay ciertos detalles que, por desgracia, nos hacen salirnos un poco del estado de impresión que logra crear con acierto. Detalles que convierten la película en un proyecto con sello de Hollywood y que por tanto le abren las puertas a los premios de la Academia. Pero salvando esos pequeños pegotes que estorban (y que no desvelaré para no hacer spoilers que malogren lo meritorio del trabajo), Whiplash ofrece una visión interesante y cautivadora no solo sobre lo que implica estudiar y pretender vivir de la música (algo que, hoy en día, todavía se contempla como el propósito de soñadores que no saben lo que es trabajar de verdad), sino también sobre la facilidad con que mezclamos pasiones y obsesiones en nuestras vidas.

Los dos personajes principales (profesor y alumno) son básicamente todo lo que importa en la historia, pues los papeles del padre preocupado y el de la novia del joven se exhiben en la pantalla para darle mayor cuerpo al protagonista músico, y mayor peso a sus decisiones. Miles Teller hace un papel que sin duda ha debido de preparar con mucha entrega y esfuerzo. J. K. Simmons borda su personaje, si bien en materia de guion han pecado de hacerle utilizar un lenguaje demasiado insistente en lo chabacano, algo realmente innecesario. Por lo demás, la película seguramente no se alce con el Óscar, por su sencillez y la ausencia de elementos arquetipo que suelen redondear las historias de Hollywood. Pero ha recibido ya muchas distinciones y galardones, y seguro que ninguno de ellos ha sido inmerecido.


Ver tráiler  (sin duda, uno de los mejores tráilers de 2014)

Valoración: 8

You Might Also Like

0 comentarios

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Suscríbete, comparte, opina.